Por Danny Pujols
Con poco menos de ocho meses al frente del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, el alcalde Dio Astacio, parece estar consolidándose como una de las figuras más polémicas en la historia reciente del municipio. Las expectativas de cambio y progreso que acompañaron su elección han quedado opacadas por una serie de escándalos, decisiones cuestionables y una visible falta de resultados.
Uno de los episodios más inquietantes de su gestión es la asignación de 280 millones de pesos para una supuesta urgencia. Hasta la fecha, los munícipes siguen esperando una rendición de cuentas que explique cómo y dónde se gastó este dinero. La opacidad con la que se maneja este tema no solo genera desconfianza, sino que refleja una alarmante falta de transparencia en su administración.
Como si esto no fuera suficiente, la basura sigue siendo una de las mayores vergüenzas del municipio. Para ocultar el problema, se adquirieron contenedores usados, cuya antigüedad e ineficiencia no han resuelto la crisis. Muy por el contrario, estos contenedores emanan lixiviados que afectan la calidad de vida de los ciudadanos, llenando las calles de olores nauseabundos y contaminación.
En otro ejemplo de derroche, la administración del alcalde destinó 13 millones de pesos a una auditoría privada, un gasto innecesario y difícil de justificar en un municipio con tantas carencias urgentes. ¿Qué se busca con este tipo de decisiones? ¿Por qué priorizar este tipo de gastos mientras los problemas fundamentales de Santo Domingo Este siguen sin resolverse?
A lo largo de su mandato, Dio Astacio no ha presentado una sola obra de infraestructura significativa que beneficie al municipio o que cumpla con las promesas de campaña que lo llevaron al poder. La falta de proyectos tangibles y la percepción de que se encuentra más enfocado en su propio beneficio que en el bienestar de la comunidad han erosionado la confianza de los munícipes.
La historia no será benigna con esta gestión. Pasarán los años y el legado de Dio Astacio quedará marcado por la falta de logros significativos, los escándalos financieros y las oportunidades desperdiciadas. Santo Domingo Este merece un liderazgo que esté a la altura de sus necesidades, comprometido con la transparencia y el progreso, no uno que pase «sin pena ni gloria».