"El mensajero mata el mensaje: Danilo Medina no tiene calidad moral para rebatir al presidente Luis Abinader."

Por/ José Amador/ director del periódico Alta Gama

En el marco del debate sobre la reforma constitucional propuesta por el presidente Luis Abinader, el expresidente Danilo Medina ha alzado la voz para señalar que esta modificación es "innecesaria y de alto riesgo". Sin embargo, su mensaje llega con un eco vacío, pues la sombra de sus propias acciones durante su mandato sigue pesando sobre su credibilidad.

Danilo Medina, en 2015, orquestó una modificación constitucional que le permitió presentarse a la reelección, una maniobra que causó un fuerte descontento en amplios sectores de la sociedad dominicana. Pero no fue solo la modificación en sí lo que generó controversia, sino el contexto en el que se realizó: el uso de recursos del Estado, la presión a legisladores, y un ambiente de tensión política que sembró la desconfianza en el sistema democrático.

Cuatro años después, en 2019, Medina intentó nuevamente modificar la Constitución, esta vez para abrirse un camino hacia un tercer mandato. Este intento, que finalmente no prosperó, fue visto como una amenaza directa a la estabilidad democrática y a la alternancia en el poder, principios fundamentales en cualquier república.

Es por ello que cuando Medina critica la reforma que hoy impulsa Luis Abinader, sus palabras suenan vacías y carentes de autoridad moral. ¿Cómo puede un líder que ha intentado manipular las reglas del juego a su favor venir ahora a erigirse como defensor de la Constitución? Este tipo de doble discurso es lo que ha debilitado la confianza del pueblo dominicano en sus líderes.

Luis Abinader, por otro lado, ha demostrado una voluntad clara de avanzar en reformas que buscan fortalecer la institucionalidad y evitar que el país caiga nuevamente en la trampa de las modificaciones constitucionales por conveniencia política. Su propuesta de reforma, lejos de ser una amenaza, busca precisamente consolidar la estabilidad y evitar los peligros que se hicieron evidentes en 2019.

El problema con la postura de Medina no radica únicamente en su pasado, sino en lo que representa: una forma de hacer política que prioriza el poder personal por encima del bienestar de la nación. Es por ello que su crítica, aunque legítima en una democracia, pierde fuerza al provenir de alguien cuyo legado está marcado por el oportunismo.

El expresidente Danilo Medina puede tener el derecho de opinar, pero su historial lo descalifica como un crítico válido en este tema. La sociedad dominicana merece líderes que no solo hablen de principios, sino que los practiquen. Luis Abinader, al menos en esta ocasión, ha demostrado estar del lado correcto de la historia, buscando reformas que fortalezcan nuestra democracia en lugar de debilitarla. Danilo Medina, por su parte, debería reflexionar sobre su propio legado antes de intentar dar lecciones de moralidad.