El país del plátano

Por MAXIMO CAMINERO

Orgullosos estamos de todo lo que nos concibió como seres con una identidad particular. El aroma que sangra la calle flota y se expande por toda geografía, dándonos la peculiaridad intrínseca que nos corre por las venas.

Un país de plátano, solemos decir, en franca alabanza a la "potencia" de nuestra hombría o gallardía y en el caso de las mujeres, su "arrecha" temeridad a los desafíos…

El plátano es una fruta, que o una verdura. Contiene vitamina C, A y B-6. Rico en carbohidratos y fuente de fibras. Ayuda al corazón previniendo sus ataques, entre otras cosas. No engorda y ayuda a perder peso, incluso es bueno para evitar la acidez.

Aporta energía, potasio y hasta magnesio. Además, ayuda en la digestión y se puede comer a cualquier hora. Cierto que ser un país platanero conlleva beneficios a la salud. Pero hay una voz popular que "insinúa" que el que solo come plátanos "se embrutece"…

Bueno, usted y yo sabemos qué hay "fábulas" y "fabolas" es decir, cosas que se dicen sin base o asideros concretos y otras que "se sueltan" solo por decir algo… En eso los dominicanos somos buenos.

Mirando los últimos acontecimientos generados por los gravísimos actos de corrupción "destapados" al acoso público, veo con sorpresa "la sorpresa de la gente". Un país habituado al descaro de sus dirigentes y de su impunidad ante los desatinos, desfalcos y desmadres que cometen no está "habituado" a verlos desfilar por el palacio de justicia.

Salirse con la suya es sinónimo de orgullo en este país de orgullo platanero. Buscársela es una consigna ganada en los años mozos, algo tan habitual como el plátano verde. Estar "pegao" es motivo de desnudar sonrisas victorianas que intentan ocultarse en la ropa del cinismo.

Un país de plátanos al servicio de políticos habilidosos, maquiavélicos e insensibles. Cuyo único fin en su ejercicio es hacerse ricos hasta engullirse todos los plátanos que jamás podrán comerse en varias vidas.

Un país poblado de hijos de políticos, ladrones y "ladradores", ya que los que más alto ladren más posibilidades tendrán de alcanzar el botín, andan exhibiendo la fortuna hurtada de sus padres al pueblo rico en plátanos y potasio y demás cargas…

No son docenas de miles de millones lo robado, son cientos de miles arrebatados a las calles, las casitas de madera y zinc, a las miradas perdidas de niños hambrientos, a las lágrimas impotentes de madres estresadas, a muchos muertos en hospitales por falta de medicinas.

Los plataneros del erario público no tienen corazón porque el plátano los ha hecho inmunes a los sentimientos, a la compasión y todos aquellos atributos otorgados a ese órgano. La sangre les pasa indiferente cual Drácula acostumbrado a chupar todos los tipos, pues no tienen reacciones, sino "intenciones"…

El país del plátano, destaca por sus peloteros, bachateros, cocoteros e incontables arenas blancas a su alrededor, podría estar navegando en diversas áreas del saber humano si no hubiese sido tan golpeado por la fatal ambición que al parecer "causa el plátano"…

El plátano es originario de Asia y fue introducido en la isla de santo domingo a principio del siglo XVI desde las canarias. Se dice que fue un alimento barato para los esclavos llegados de África.

Los gringos acuñaron el despectivo nombre de; "repúblicas bananeras" para referirse a "esos pueblos" bárbaros e inferiores que vivían en el trópico ardiente y sudoroso.

Las acciones de nuestra vida política desde el mismo principio de la república, así lo indican. Un país bananero que aprecia más "las pretensiones" y demás actos banales, buscando el respeto basado en posiciones sociales carentes de elementos éticos e intelectuales.

Un país que se roba el futuro a sí mismo anteponiendo lo material al conocimiento. ¡Lo científico brilla por su ausencia, solo blocs y varillas, solo carros y talvia, solo joyas y licras, solo romo y "sustancias" y plátano, mucho plátano por supuesto! ¡Salud! Mínimo Platanero